Estos son los beneficios del shiatsu en menopausia, más allá de su efecto relajante

Aunque sus orígenes se remontan a muchos siglos atrás, el shiatsu tal y como lo conocemos no se desarrolló hasta principios del siglo XX. Con una larga tradición informal, que bebía tanto de la medicina china como de prácticas posteriores como el masaje japonés Anma (siglo XVII), fue Tamai Tempaku quien le dio nombre y forma en 1919. Lo hizo a través de su libro Shiatsu Ho, donde propuso una combinación de técnicas orientales como Anma o Ampuku (un masaje abdominal para embarazadas) con principios de fisiología occidental.

En 1957, el Ministerio de Salud y Bienestar japonés autorizó la primera escuela oficial de shiatsu. Reconocido como terapia en los 60, actualmente está plenamente incorporado al sistema sanitario del país. En España, esta práctica basada en la digitopuntura –la presión con los dedos de ciertos puntos del cuerpo– no termina de estar regulada. Sin embargo, cada vez es más frecuente que este tipo de terapias alternativas complementen o acompañen a tratamientos convencionales o con fines estéticos.

Del bienestar interior al exterior

Carmen Navarro, una de nuestras expertas en estética más veteranas, lleva décadas demostrando los beneficios del shiatsu. De hecho, está considerada una pionera en incorporar este tipo de disciplinas a los tratamientos que ofrece en su centro. «Lo descubrí en mis viajes y gracias a mi experiencia con las técnicas orientales, al comprobar sus efectos tanto a nivel físico como emocional«, recuerda. Por eso, lo integró rápidamente en sus sesiones. «Aporta un concepto global de la belleza, que es tal y como yo la entiendo. Si no hay bienestar interior, no puede reflejarse en el exterior», explica.

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Esa visión holística del cuidado personal sigue muy presente en sus centros. Para Navarro, el shiatsu es parte esencial de cualquier tratamiento, utilicen o no aparatología. El primer motivo es por su capacidad para inducir una relajación profunda. «Quienes lo prueban saben que es  la mejor forma de conectar con uno mismo. Esto permite a la terapeuta abordar el tratamiento desde un enfoque más personalizado y eficaz». Además, en su opinión, potencia los resultados de los tratamientos estéticos al promover una sensación de equilibrio y armonía que trasciende la sesión.

Shiatsu para cuidar la salud hormonal

Pero sus beneficios van mucho más allá. La evidencia científica respalda su eficacia en el tratamiento de migrañas, trastornos digestivos, problemas circulatorios, tensión muscular… «Y también tiene un impacto muy positivo en la salud femenina, especialmente durante la menopausia», apunta. Al equilibrar la energía corporal mediante la presión en puntos concretos del cuerpo y del rostro, ayuda a aliviar síntomas asociados a esta etapa como la ansiedad o el insomnio. Al reducir el estrés y promover la relajación profunda, mejora la calidad del sueño.

Carmen Navarro también destaca su papel a la hora de aliviar los dolores musculares y articulares, que suelen intensificarse por la bajada de estrógenos. «Además, favorece la circulación sanguínea y linfática, lo que mejora la oxigenación de los tejidos y genera una sensación general de bienestar», añade.

Armonizar el ‘Chi’

¿Por qué es tan efectivo en esta etapa? «Porque actúa sobre el flujo de energía vital, conocido como ‘Chi’ en la tradición oriental. Esto permite equilibrar las hormonas y reducir los desajustes que provocan los síntomas típicos de la menopausia», señala. Así, no solo aporta beneficios físicos, sino también un apoyo emocional que promueve una sensación de calma y control durante esta transición.

Para notar un cambio significativo, Navarro recomienda entre cuatro y seis sesiones. «Aunque muchas personas encuentran en un plan de tratamiento prolongado –con sesiones regulares– una manera de mantener el bienestar, reducir el estrés y aliviar las molestias. Y otras notan los beneficios desde el primer día».

Una ayuda extra para combatir el envejecimiento

Por último, hay una parte más superficial pero igualmente importante del shiatsu: sus beneficios estéticos visibles. «Aplicado en rostro y cuello, estimula la circulación, relaja los músculos faciales y favorece la producción de colágeno«, asegura Navarro. Es decir, se convierte en un herramienta muy potente para combatir el envejecimiento. No sólo ayuda a prevenir sus signos mejorando la elasticidad y reduciendo la tensión muscular, sino que también puede atenuar líneas de expresión y arrugas, dejando la piel más luminosa y firme.

Para obtener resultados óptimos, se recomienda un tratamiento regular regular, entre cuatro y ocho sesiones. En cualquier caso, basta con una hora para comprobar que la sensación general de bienestar que se logra con el shiatsu se refleja de inmediato en el rostro.